19 de marzo del 2018
Las manchas en la piel son el resultado de la diferente distribución de la melanina y las células que la producen, los melanocitos. La melanina es el pigmento que nos protege de los rayos solares, por tanto, al exponernos al sol los melanocitos segregan más melanina.
Estos son los diferentes tipos de manchas que podemos encontrar en la piel:
Efélides o pecas: Son acumulaciones de pigmento de coloración parduzca, redondeadas y no uniformes, que se localizan más frecuentemente en zonas foto-expuestas como cara, cuello y brazos, en personas de piel blanca, intensificándose con la exposición solar, siendo por tanto más visibles en verano.
Nevus o lunares: Se trata de acumulaciones de mayor número de melanocitos afectando a las diferentes estructuras de la piel. Por tanto tendremos diferentes tipos de lunares en función de sus características. Resulta especialmente importante el control por parte del dermatólogo de los lunares, sobre todo aquellos con ciertas características como son la asimetría, los cambios de coloración, la coloración no uniforme, los bordes irregulares y el crecimiento o cambios recientes.
Melanoma: Es un tumor maligno de la piel que puede confundirse con un lunar. Tiene aspecto de mancha pigmentada, de crecimiento asimétrico, de bordes imprecisos e irregulares y coloración intensamente pigmentada con zonas que lo están menos o incluso con tonalidades azuladas. Tiene un crecimiento progresivo.
Léntigos simples y solares: Se trata también de pequeñas manchas de coloración parduzca que aparecen en cualquier zona del cuerpo y que a diferencia de las pecas no cambian de color con la exposición solar.
Melasma: manchas de color marrón claro o intenso que aparecen casi exclusivamente en mujeres y que se producen o agravan en el embarazo (cloasma), la toma de anticonceptivos o la menopausia. Suelen aparecer en cara, frente, mejillas y generalmente a partir de los 30 años.
Vitíligo: manchas intensamente blanquecinas bien delimitadas, de distribución simétrica con predilección por las piernas y alrededor de ojos, nariz y boca. Parece tener un origen autoinmune y se relaciona en ocasiones con problemas tiroideos.
Entre los tratamientos disponibles encontramos las cremas y peelings despig- mentantes, y el uso controlado por dermatólogos de determinados láseres y fuentes de luz. Generalmente el tratamiento es complejo y requiere de tratamientos combinados. La foto-protección es el pilar básico coadyuvante.
Hay que tener cuidado con las manchas que aparecen o empeoran con el sol, ya que una nueva exposición agravará o hará que reaparezca el problema.
De especial dificultad es el tratamiento del melasma, pues tiene influencia hormonal y una sensibilidad al sol extrema. Por tanto el tratamiento tiene que ser continuado y pigmentación puede volver a reaparecer.
Existe multitud de agentes despigmentantes que pueden mejorar el aspecto de las manchas y que deben individualizarse en función del problema y el tipo de piel. Entre otras, podemos destacar la hidroquinona y sus derivados, el ácido retinoico, el ácido kójico, el ácido azelaico, la vitamina C, etc. En muchos casos será necesario complementar el tratamiento con peelings o fuentes de luz (luz pulsada o láser).
En general, en los peelings despigmentantes se usan alfa y beta hidroxiácidos (glicolico, salicílico, pirúvico…) junto con sustancias despigmentantes (hidro- quinona, retinoico, kójico, vitamina C, …) en diferentes combinaciones y concentraciones en función del efecto deseado y el tipo de mancha. El tratamiento siempre debe ir acompañado con una buena preparación cutánea y un protocolo estricto después del mismo, que habitualmente incluye alta protección solar durante varios días o semanas.
La investigación en peelings incluye el desarrollo y aplicación de nuevas sustancias despigmentantes, y sobre todo, nuevas formas de hacer penetrar los activos en la piel sin necesidad de que esta se “irrite” tanto. Es decir, estimular la renovación celular (condición intrínseca al peeling) sin necesidad de ser agresivos.
La luz pulsada y los láseres Q-Switched han sido el mejor tratamiento para las manchas tipo léntigo, y siguen siéndolo, ya que siguen apareciendo nuevos y mejores dispositivos láser, incluyendo los fraccionales. Por otra parte, aunque clásicamente han estado contraindicados en las manchas hormonales tipo melasma, determinados protocolos aplicados por dermatólogos pueden ser válidos para casos muy concretos.
Las manchas deben prevenirse todo el año. Las técnicas tienden a ser cada vez menos agresivas y más eficaces. Pero ojo, porque un tratamiento no adecuado puede empeorar el problema.