4 de marzo del 2019
La diabetes mellitus es una enfermedad en la que hay un desequilibrio entre los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre y la hormona insulina. La glucosa proviene de los alimentos que consumimos y la insulina es una hormona que ayuda a que la glucosa entre en las células para suministrarles energía.
Sin suficiente insulina, la glucosa permanece en la sangre. Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios. Puede dañar los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro. Un análisis de sangre puede mostrar si se padece diabetes. El ejercicio, el control de peso y respetar el plan de comidas, puede ayudar a controlar la diabetes.
La diabetes mellitus es la enfermedad crónica más frecuente en adultos y además, en niños y adolescentes, se está incrementando el número de pacientes de manera considerable.
Hay tres tipos principales de diabetes:
La diabetes tipo 1 ocurre cuando el sistema inmunitario, que combate las infec- ciones, ataca y destruye las células beta del páncreas que son las que producen la insulina.
La diabetes tipo 2, la forma más común de la enfermedad, es causada por varios factores, entre ellos, el estilo de vida y la genética de cada persona.
Uno de los pilares básicos para el control de la diabetes es la dieta. Si aparece diabetes no insulinodependiente (tipo 2), el seguir un plan alimentario le ayudará a mantener un peso correcto y conseguirá un equilibrio entre la insulina que segrega su cuerpo y la alimentación. Si aparece una diabetes insulinodependiente (tipo1), la dieta es esencial para conseguir el balance adecuado entra la insulina inyectada y el alimento que ingiere. De esa manera, los medicamentos también juegan un papel importante.
El índice glucémico (IG) es un parámetro que mide con qué velocidad y en qué cantidad los carbohidratos de un alimento llegan a la sangre en forma de glucosa. Se compara con el resultado que se obtendría ingiriendo la misma cantidad de glucosa pura, a la que damos un valor de 100. Cada alimento o sustancia tiene su propio índice glucémico.
Cuando ingerimos un alimento rico en hidratos de carbono, los niveles de glucosa en sangre se incrementan progresivamente según se digieren y se absorben los almidones y azúcares que contienen. La velocidad a la que se digieren depende del tipo de nutrientes que la componen, la cantidad de fibra presente y la composición del resto de los alimentos presentes en la dieta.
En condiciones normales, al aumentar rápidamente el nivel de glucosa en sangre, segregamos insulina en cantidades elevadas para metabolizar la glucosa. Si se padece diabetes, esto no es posible o no es posible del todo y empiezan los problemas.
La dieta ideal es una dieta equilibrada que se ajuste a las necesidades de cada paciente, gustos, nivel de actividad física y estilo de vida.
A tener en cuenta:
La fructosa es el hidrato de carbono característico de la fruta. Su estructura química es parecida a la de la glucosa y cuando se unen las dos, forman sacarosa, el azúcar común. De hecho, la fructosa aporta la mayor parte del sabor dulce al azúcar, puesto que es 1.73 veces más dulce.
En principio, la fructosa se recomendó para diabéticos en sustitución de la sacarosa, porque al no aportar glucosa, no produce el temido “pico de glucemia”. Este “pico” se refiere a la concentración de glucosa en la sangre después de ingerir hidratos de carbono. El dato es muy útil para los diabéticos, ya que les permite controlar qué hidratos de carbono consumir sin riesgo de pasarse de glucosa.
Evidentemente la fructosa no produce un pico de glucosa, sencillamente porque no tiene glucosa. Por ese motivo, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) publicó en 2011 una opinión científica en la que afirmaba que, la sustitución de glucosa y sacarosa por fructosa en bebidas, producía menores incrementos de glucosa postprandial (después de comer). Sin embargo tampoco se puede abusar de la misma porque, altas ingestas de fructosa pueden dar lugar a complicaciones metabólicas tales como dislipemia, resistencia a la insulina y adiposidad visceral.
Uno de los alimentos totalmente prohibidos al detectarnos diabetes es el azúcar. Lo cierto es que hoy en día existen sustitutos del azúcar que permiten endulzar las comidas y, además, mantener los niveles de glucosa en sangre adecuados.
La mejor opción para sustituir el azúcar está en lo natural. Los edulcorantes naturales para diabéticos van a permitir dar sabor a los alimentos y evitar el amargor, pero además, de forma saludable para el organismo y sin alterar los niveles de azúcar. Entre los diferentes edulcorantes para diabéticos se encuentran:
La stevia es un edulcorante para diabéticos que contiene bajos niveles de calorías, además de tener propiedades antioxidantes y antidiabéticas. Se trata de un edulcorante aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).
El mayor beneficio de la stevia es que permite al organismo suprimir los niveles de azúcar en el plasma, a la vez que aumenta la tolerancia del cuerpo a la glucosa. Pero no solo eso, la stevia también aporta al organismo los siguientes beneficios:
Para que la stevia sea un edulcorante para diabéticos totalmente natural, debemos optar por endulzar las comidas a través de sus hojas. También podemos optar por el edulcorante que ofrecen los comercios pese a no ser completamente natural. Eso sí, controlando su consumo.
La tagatosa es otro de los edulcorantes naturales para diabéticos que se puede emplear como alternativa al azúcar. Se considera que entre sus propiedades se incluyen:
El azúcar de coco es otro de los edulcorantes para diabéticos a tener en cuenta como sustituto del azúcar.
Es cierto que se han creado edulcorantes artificiales para diabéticos con el fin de sustituir el azúcar y mantener los niveles de glucosa en sangre adecuados. Pero realmente no es cierto del todo, ni son completamente saludables. Existen ciertos estudios que determinan que los edulcorantes artificiales para diabéticos podrían contener propiedades que aportan el efecto contrario del que se pretende. Y es que nuestro organismo responde de forma diferente al consumo de estos edulcorantes que cuando se consume azúcar.
Antes de consumir edulcorantes artificiales deberá consultar con su médico. Y es que su consumo puede derivar en relación a:
En función de cada caso, los edulcorantes artificiales pueden ser beneficiosos o no. Es por ello que nuestro médico tendrá la última palabra en lo referente a su consumo.
Los alcoholes de azúcar son un componente que se encuentra en las bayas y las plantas. Este tipo de edulcorante suele emplearse de manera sintética. Pese a ello, puede tratarse de una alternativa al azúcar. Los alcoholes de azúcar al fin y al cabo son carbohidratos y, como tales, aumentarán los niveles de azúcar en sangre, pero no tanto como el azúcar.
Algunos de los alcoholes de azúcar más comunes son:
Aunque el consumo de los alcoholes de azúcar no va a ayudar a nuestro organismo a perder peso, sí se puede tratar como un edulcorante para diabéticos sustitutivo del azúcar. Para ello, su consumo deberá regularse y no excederse.