HEMORROIDES – SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO

18 de febrero del 2019

Las hemorroides (almorranas) son venas dilatas e inflamadas en el ano y en el recto, que pueden causar dolor, comezón y sangrado anal. En este texto vamos a abordar las causas, los síntomas y el tratamiento de las hemorroides.

¿Qué son las hemorroides?

La parte terminal del tracto digestivo está compuesta por el recto, por el canal anal y por el ano propiamente dicho. Como en cualquier otra parte de nuestro cuerpo, esta región está vascularizada por arterias y venas que reciben el nombre de arterias y venas hemorroidales.

La mayoría de nuestras venas contienen válvulas que ayudan a la sangre a seguir siempre en la misma dirección, impidiendo su retorno incluso cuando se encuentra contra el curso natural de la gravedad. Por ejemplo, la sangre en las venas de la pierna corre siempre contra la gravedad; gracias a las válvulas, logra subir sin quedar detenida en las piernas. Cuando las venas se enferman y sus válvulas dejan de funcionar, surgen las várices, venas tortuosas en las que la sangre queda congestionada.

Al contrario de las venas del resto del cuerpo, las venas hemorroidales no poseen válvulas para impedir el estancamiento de sangre. Por lo tanto, cualquier aumento de la presión en esas venas propicia su congestión. Las hemorroides son como várices en las venas de esta zona. Así como en cualquier variz, la sangre detenida aumenta el riesgo de trombosis e inflamaciones de las venas.

Por lo tanto, las hemorroides son dilataciones de las venas del recto y el ano, que pueden acompañarse de inflamación, trombosis y sangrado.

La hemorroides se clasifican en:

  • Hemorroides internas: cuando ocurren en el recto.
  • Hemorroides externas: cuando ocurren en el ano o en el final del canal anal.
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Las hemorroides internas se clasifican en cuatro grados:

  • Hemorroides grado I: no prolapsan a través del ano.
  • Hemorroides grado II: prolapsan a través del ano durante la evacuación, pero retornan a su posición original espontáneamente.
  • Hemorroides grado III: prolapsan a través del ano y su reducción sólo se logra manualmente.
  • Hemorroides grado IV: están prolapsadas a través del ano y su reducción no es posible.

Las hemorroides internas grado I no son visibles y las hemorroides grado II normalmente pasan desapercibidas por los pacientes, ya que nadie puede ver el ano cuando defeca. Como el recto y el canal anal poseen poca enervación, este tipo de hemorroides no suele causar dolor.

Las hemorroides externas son fácilmente identificadas y suelen inflamarse causando dolor y/o prurito (comezón).

Causas de las hemorroides

Las hemorroides son una dolencia muy común. Se estima que más de la mitad de la población de más de 50 años sufre de hemorroides en grados variables.

Los principales factores de riesgo son:

  • Constipación intestinal (estreñimiento).
  • Esfuerzo para evacuar.
  • Obesidad.
  • Diarrea crónica.
  • Aguantar las heces con frecuencia, evitando defecar siempre que hay ganas.
  • Dieta pobre en fibras.
  • Embarazo.
  • Sexo anal.
  • Antecedentes familiares de hemorroides.
  • Tabaquismo.
  • Cirrosis e hipertensión portal.
  • Quedarse largos periodos sentado en el inodoro (hay quienes creen que el propio diseño del inodoro propicia la formación de hemorroides).

El hábito de evacuar agachado, muy común en Oriente Medio y Asia, está asociado a una menor incidencia de hemorroides. Aparentemente, evacuar sentado, como la mayoría de nosotros hacemos habitualmente, puede aumentar la incidencia de hemorroides.

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Independientemente de los factores de riesgo, las hemorroides se forman cuando hay un aumento de la presión en las venas hemorroidales o debilidad en los tejidos de la pared del ano.

Síntomas de las hemorroides

Las hemorroides pueden ser sintomáticas o no. Como ya se ha dicho ante- riormente, las internas tienden a ser menos sintomáticas. La única señal indicativa de su existencia puede ser la presencia de sangre alrededor de las heces al evacuar.

El sangrado de las hemorroides se presenta típicamente como una pequeña cantidad de sangre viva que queda alrededor de las heces. A veces, el paciente puede notar gotitas de sangre en el inodoro después de terminada la evacuación. Es común que haya sangre en el papel higiénico después de la limpieza.

Las hemorroides internas pueden causar dolor si surge una trombosis o cuando el esfuerzo crónico para evacuar causa el prolapso de la hemorroide hacia afuera en el canal anal. Las hemorroides internas grado III y IV pueden estar asociadas a la incontinencia fecal y a la presencia de un corrimiento mucoso, que provoca irritación y comezón anal.

Las hemorroides externas son por lo general sintomáticas. Están asociadas a sangrados y dolor al evacuar y al sentarse. En casos de trombosis de la hemorroide, el dolor puede ser intenso. El prurito es otro síntoma común. Las hemorroides externas son siempre visibles y palpables.

Pese a ser un efecto común cuando existen hemorroides, es importante que no se asuma que el sangrado se debe a las hemorroides sin antes consultar a un médico. Varias enfermedades, como fisura anal, cáncer de recto, enfermedad diverticular e infecciones, también pueden manifestarse con sangre en las heces. Además, nada impide que el paciente tenga hemorroides y otra enfermedad que también esté acompañada de sangrado anal, como un cáncer, por ejemplo. Por lo tanto, todo sangrado anal debe ser evaluado por un médico, de preferencia proctólogo.

El sangrado de las hemorroides suele ser leve, pero, si fuese frecuente, puede conducir a una anemia.

¿Las hemorroides pueden convertirse en cáncer?

No. Sin embargo, lo síntomas pueden ser parecidos a los tumores intestinales, principalmente en los cánceres de recto y ano. Por ello, es importante establecer el diagnóstico diferencial, especialmente en mayores de 50 años. Y hay que reforzar la recomendación: todo sangrado anal debe ser evaluado por un médico.

Diagnóstico de las hemorroides

En las hemorroides externas, el examen físico es suficiente para el diagnóstico. En las internas, es necesario realizar el tacto rectal y, en caso de duda, la anoscopia (una mini endoscopia donde se visualiza el recto por video).

En enfermos longevos con sangrado por el recto, aunque se haya identificado la presencia de hemorroides, es conveniente realizar la colonoscopia para descartar otras causas. Como las hemorroides son muy comunes en estas edades, nada impide que el paciente tenga una segunda causa para el sangrado, como un cáncer de intestino o un divertículo.

Tratamiento de las hemorroides

Durante las crisis, los baños de asiento con agua tibia pueden dar alivio contra los síntomas agudos. En las embarazadas sugerimos compresas húmedas tibias. Se debe también evitar limpiar el ano con papel higiénico, dando preferencia al bidet o a chorros de agua tibia.

A las personas con constipación intestinal (estreñimiento) se les indica laxantes para disminuir la necesidad de hacer fuerza al evacuar.

Se pueden usar pomadas y cremas contra las hemorroides, ya que sirven de lubricante para el paso de las heces y, generalmente, contienen anestésicos en su fórmula. El alivio es apenas temporal y no se deben usar esas cremas indefi- nidamente sin orientación médica. Supositorios con corticoides son otra opción cuando hay mucho dolor o comezón, no obstante es un tratamiento que no debe ser usado por más de una semana debido a los posibles efectos colaterales.

Una dieta rica en fibra disminuye la incidencia de sangrados y puede aliviar también la comezón.

Pese a que evitar alimentos picantes es una recomendación famosa, no hay pruebas de que el picante empeore los síntomas. Esto debe evaluarse individualmente.

En las pequeñas hemorroides con trombos, el tratamiento puede hacerse en un consultorio médico con una pequeña incisión, con anestesia local, para retirar los coágulos. Esto es suficiente para el alivio de los síntomas.

En casos más graves, puede ser necesaria la ligadura elástica. Se introduce una goma en la base de las hemorroides, causando el estrangulamiento y la necrosis de las mismas. Después de algunos días, la hemorroide «cae» y sale por sí misma por el ano junto al elástico. Es una técnica que puede aplicarse en el propio consultorio del proctólogo. Suele ser indolora y muchas veces ni siquiera se usa anestesia.

Otra opción es la escleroterapia. Consiste en la inyección de una solución química que causa la necrosis de las hemorroides. Una tercera opción es la coagulación con láser. De las tres técnicas, la ligadura elástica es la que presenta mejores resultados.

Si las técnicas poco invasivas no surten efecto, o si la hemorroide es muy grande, el tratamiento deberá realizarse con cirugía tradicional, llamada de hemorroidec- tomía.

Una nueva técnica es la THD guiada por Doppler, una técnica creada en 1995 y perfeccionada a lo largo de los últimos años. La técnica consiste en introducir un pequeño aparato de Doppler (ultrasonido) en el ano para identificar las arterias hemorroidales; a través de una pequeña aguja, esas arterias son saturadas de modo que reducen el flujo de sangre que llega a las regiones donde existen las hemorroides. Al llegar menos sangre, la presión dentro de las hemorroides disminuye, de manera que éstas se “secan”.

La técnica THD no tiene cortes y el riesgo de sangrado es muy bajo. El post- operatorio es menos doloroso que en las técnicas con cortes y existe bajo índice de reincidencia de las hemorroides. El tiempo de recuperación es más corto y el paciente vuelve a sus actividades normales en 48 horas. El procedimiento se lleva a cabo con anestesia local y una leve sedación. El THD es un método relativamente nuevo y todavía no existen trabajos que comparen su eficacia a largo plazo con las técnicas más antiguas, no obstante, la tendencia es que se transforme en el método de elección en el tratamiento de las hemorroides.

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