01 de junio del 2020
La mayoría de los alimentos contienen algo de proteína. Como resultado, la verdadera deficiencia es poco común en los países desarrollados, pero algunas personas pueden estar en riesgo de una falta proteica.
La falta de proteínas ocurre cuando su ingesta no puede cumplir con los requisitos que el cuerpo necesita para mantener algunas funciones vitales. La forma más grave se conoce como kwashiorkor, un tipo de deficiencia frecuente en niños de países en desarrollo donde es común ver hambruna y dietas desequilibradas.
A fin de prevenir un déficit proteico y ayudar al buen funcionamiento del organismo, es aconsejable fijarse en las señales que lo indican:
El edema se caracteriza por hinchazón, particularmente una inflamación de la piel, un síntoma común del kwashiorkor. Los científicos creen que es causada por bajas cantidades de albúmina, que es la proteína más abundante en el plasma sanguíneo.
Una de las principales funciones de la albúmina es mantener la presión osmótica, una fuerza que atrae líquido a la circulación sanguínea. De esta forma, la albúmina evita que cantidades excesivas de líquido se acumulen en los tejidos del cuerpo. Es por ello que un bajo nivel de albúmina sérica humana conduce a una menor presión osmótica. Como resultado, el fluido se acumula en los tejidos y causa hinchazón. También es común ver el vientre hinchado por acumulación de líquidos como signo característico de una falta proteica.
Ten presente que el edema puede ser síntoma de una grave deficiencia proteica, que ocurre con poca probabilidad en los países desarrollados.
Otro síntoma común del déficit de proteínas es el hígado graso (acumulación de grasa en las células del hígado). Si esta afección no es tratada a tiempo puede convertirse en una enfermedad, causando inflamación e insuficiencia hepática.
El hígado graso es una condición común en personas obesas, así como también en aquellos que consumen una gran cantidad de alcohol. Por tal razón, no está claro por qué ocurre en casos de deficiencia de proteínas, pero los estudios sugieren que una síntesis alterada de proteínas transportadoras de grasa, llamadas lipoproteínas, puede contribuir a la afección.
La deficiencia de proteínas a menudo puede reflejarse en la apariencia de la piel, el cabello y las uñas, donde en gran parte están compuestos por proteínas. Por ejemplo, el kwashiorkor en los niños se distingue por piel escamosa o dividida, enrojecimiento y zonas de la piel despigmentada.
El adelgazamiento y un claro color de cabello, así como la alopecia y uñas quebradizas también son síntomas comunes. No obstante, es poco probable que estas señales aparezcan a menos que se padezca de una grave deficiencia proteica.
Los músculos son la mayor reserva de proteína que tiene el cuerpo. Cuando existe una dieta escasa en proteínas, el cuerpo tiende a tomarlas de los músculos para preservar los tejidos más importantes y las funciones corporales. Como resultado, con el tiempo poca proteína en el cuerpo resultará en un desgaste muscular.
Incluso la insuficiencia proteica moderada puede causar desgaste muscular, especialmente en personas mayores. Un estudio en adultos mayores descubrió que la pérdida muscular era más común entre quienes consumían pocas proteínas.
Esto ha sido confirmado por otras investigaciones que muestran que el mayor consumo de proteína puede ralentizar la degeneración muscular que acompaña a la vejez.
Los músculos no son los únicos tejidos afectados por el bajo consumo de proteína, los huesos también están en riesgo. No ingerir suficiente proteína puede debilitar los huesos y aumentar la probabilidad de fracturas.
Un estudio en mujeres postmenopáusicas encontró que consumir más proteínas se asoció con un menor riesgo de fracturas de cadera, mientras que una ingesta más alta se relacionó con 69% de reducción del riesgo, aportando mayor beneficio, particularmente, la proteína de origen animal.
Otro análisis en mujeres postmenopáusicas con fracturas recientes de cadera, mostró que tomar 20 gramos de suplementos de proteína por día durante medio año disminuyó la pérdida ósea en un 2%.
Aunque el poco apetito es uno de los signos de deficiencia severa de proteínas, lo contrario parece ser cierto para las formas más leves de deficiencia.
Cuando la ingesta proteica es inadecuada, el cuerpo intenta restaurar el estado de proteína aumentando el apetito. En algunas personas el déficit de proteínas puede incrementar el apetito por alimentos salados, que tienden a tener más proteínas.
A pesar de que muchos de estos alimentos contienen algo de proteína, a menudo la cantidad es considerablemente baja en comparación con las calorías que proporcionan. Como resultado, puede conducir al aumento de peso y la obesidad.
Esta es una de las razones por las cuales subir la ingesta de proteínas puede reducir el consumo total de calorías y promover la pérdida de peso.